Recientemente recibimos una solicitud de un cliente exigente. Me encontré en un momento crucial en nuestro viaje de fabricación. Ante la presión de cumplir plazos ajustados, elegí la transparencia en lugar del compromiso excesivo.
En lugar de prometer lo imposible, comuniqué honestamente al cliente nuestras limitaciones de fabricación. Le expliqué las complejidades de nuestro proceso de producción y los riesgos potenciales de apresurar el pedido. Sorprendentemente, el cliente apreció la franqueza y colaboró conmigo para encontrar una solución que se alineara con sus necesidades y nuestras capacidades.
Esta experiencia me inspira mucho. Al establecer expectativas realistas, no solo evité un posible agotamiento dentro de nuestro equipo, sino que también fomenté la confianza en el cliente.
En cualquier negocio, decir no con integridad puede conducir a un éxito sostenible a largo plazo.